jueves, 31 de diciembre de 2009
Balanceado
En cuanto he abierto las persianas de la habitación la he visto. Suspendida en al aire, a la altura de mi ventana, fresca, despierta, con una carnosidad de albaricoque, sonriéndome solícita: la tentación de hacer balance. No sirve de nada maldecir los calendarios ni jugar a cambiarle el nombre al día, o a quitárselo como quien desnuda una muñeca del reloj que la travestía, porque queda la marca dando siempre la misma hora, que es la última y al mismo tiempo la acumulación de todas, su síntesis en un gesto, cuando todos nos levantemos de las sillas y nos busquemos a tientas con la copa de champán, el año todo resumido en un choque de cristales, como la última campanada, mientras cae la tapa sobre el sarcófago del año impar sin par, de este dosmilnueve de pacotilla que se va, se va, se agota, como las últimas gotas de agua en el desagüe de la ducha, me ducho, me enjabono, vuelvo a enjabonarme, hay un tipo de mierda que no se va, da igual, para el balance. Y es que lo bueno del día de San Silvestre es precisamente que la carreta de los agravios va ya tan hasta los topes de basura que no importa añadirle un poco más y uno va haciendo o pensando cosas mal a posta, como quien tira de tarjeta de crédito, a sabiendas de que existe esa cama elástica que es la noche vieja (y su síntesis, no olvidemos, el chin-chín de las copas), donde saltamos los saltimbanquis para borrar las cuentas. Por supuesto que el uno de enero es como el catorce de abril, que en una noche no da tiempo a limpiar de duendes el trastero, que uno se vuelve a casa doblemente cansado, sorprendido por el amanecer, decorado de bobadas, muerto de frío por tantos abrazos cálidos, empanado como una croqueta de nuevos deseos y viejos proyectos, a los que se ha ido sacando brillo toda la noche, hasta el punto de aparentar algo así como una hoja de ruta, una agenda del futuro inmediato, pero uno no tiene más que sus zapatos y este camino de baldosas octogonales, tan sabido que parece capaz de arrastrarte si te detienes. Esta noche haré el video-clip de mi regreso a casa, aterido, hambriento, con el balance ya hecho. Se me irá haciendo sólo, como en un baño maría de pensamientos, yo ya sé el resultado. Pero al menos uno irá paseando por la Concha sólo, o prácticamente sólo, no tendrá que esquivar humanos, como es habitual en esta ciudad de tan escasa educación vial, y no diré que no a una foto de la bahía mientras amanece, estableciendo un arco perfecto entre este click y el de hace un año, en la Puerta del Sol, con la italiana de las gafitas de pasta fresca y tricolor. Dos clicks y un hiato como una montaña rusa, difícilmente digerible, imposible de resumir en su justa medida, y menos cuando todos nos levantemos de las sillas y nos busquemos los ojos y esquivemos las lágrimas y recordemos al tío y al accidente que estuvo a punto de ennegrecernos la vida por completo, y todas las demás pérdidas y las grandes ganancias, que siempre se sientan injustamente menospreciadas en la segunda fila del desfile de fotografías, cosas del lagrimal y su impresionable sensibilidad, habrá que perdonárselo, ganancias en forma de amistad que habrá que seguir cuidando como a una animal de compañía indomesticable. Por ese instante de entrechocar de copas, por ese baile ridículo de vencidos en traje de gala, los pasos por las calles de esta noche estarán falsamente sobredimensionados. Que se me sepa perdonar esta propensión a la grandilocuencia. En el fondo no son más que pasos mal dados, sin convicción ninguna, pasos de borracho, del que ha sorteado purulencias devastadoras y algún que otro episodio descorazonador. Inocentes granujientos con zapatos demasiado grandes y camisas desflecadas compartirán conmigo el paseo, de vuelta de sus cotillones, fumando el primer cigarrillo amargo del año. Seremos dignos de una foto discreta, panorámica y térmica, como la visión de Depredador, calaveras frías supervivientes de esta guerra de juguete que nos hemos inventado. Habrá señoras madrugadoras, olas aburridas, olor a café con leche, taxis en desbandada, habrá la inevitable arcada, el susto de dónde he puesto las llaves, la noción de ir andando a trompicones necios, ah, aquí están, qué susto, y la enorme, la inmensa, la monstruosa pereza de empezar un nuevo calendario por la primera página. Y la necesidad de pensar en marzo, agosto, noviembre, para no volvernos locos ante la página en blanco.
martes, 29 de diciembre de 2009
Madrugada
Ha habido noches de agosto con esta misma temperatura. Un cielo similar, abierto, en paz, con una luna casi rotunda como ésta, apenas dos borrones de nubes mal dibujadas por encima de Gudamendi. Estoy, abocat al balcó, en camiseta, fumando y rumiando, tratando de entender el particular sentido de la velocidad de los procesos personales. Las dos estructuras que albergarán los ascensores de nuestro vecindario, aquellas torres de vigía de finales de septiembre, presentan hoy una robustez casi definitiva y han extendido sendos brazos de hierro y hormigón, como rampas de lanzadera, hasta los portales de las principales casas. Hace tres meses uno se describía subiendo la cuesta pesada y concienzudamente rodeado de un estruendo de motores y grúas en mitad de una densa polvareda. Esta noche veo los ascensores desde la media altura de mi ventana, por encima del más bajo y frontero al segundo, que trasciende mi casa y continúa hacia arriba, pero tan próximo que podría suicidarme bajando sus escaleras una a una. Hay gatos gimnastas que se van matando así, arriba y abajo, buscando ratones tiernos o restos de basura. Mientras trato de olvidar las últimas equivocaciones como quien cambia el pie en el que apoya su peso, pretendo establecer axiomas que no se vengan abajo al primer abrazo. El viento se ha ido llevando las nubes como a actores despistados que hubieran equivocado su salida, la de hoy es una noche abovedada, un manto oscuro de cristal que clarea en el horizonte, en esa franja ligeramente resplandeciente que imita los contornos de las montañas y parece delatar a todo un mundo despierto e incandescente al otro lado. Mis tejidos no son de hierro ni hormigón. Van a su ritmo y son un poco como la temperatura de esta madrugada, inesperada, precipitada, tan bienvenida. Mi calle ha cambiado para siempre de aspecto y todos, gatos y vecinos, andamos un poco aturdidos buscando puntos de referencia y empleamos las noches para deambular por los recovecos, olisquear las nuevas esquinas, sortear sus virginales curvas, manchando de suelas de andar por casa sus límpidas baldosas, astronautas de una superficie color termómetro. Hay un silencio de vitrina de museo, una expectación vegetal y artrópoda, por ver la obra acabada, en funcionamiento. Finales de diciembre y hay un buzo sin escafandra asomado a la ventana en camiseta de dormir. Por las carreteras que bordean el paisaje cruzan coches como peces abisales, buscando el placton del asfalto, como urgencias mecánicas que nada tienen que ver con este cementerio. Hay cipreses cuadriculados a los que trepan albañiles y contenedores de basura clasificada donde requiescant in pace todo tipo de entremeses. La ciudad como una bella quesera de cristal donde se va pudriendo la leche de oveja a la espera de unas nueces con algo más que ruido. Esta ciudad, respirando calores de agosto, como un círculo vicioso de temperaturas equivocadas, fulminando el tiempo transcurrido, tergiversando calendarios, enorme máquina del tiempo. Dicen que para febrero ya estarán en marcha los ascensores. Febrero es un buen mes para casi cualquier cosa.
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Buenas noches
La casa vacía, con ausencia de Lara, mi maleta aparcada junto a la puerta, esperando a que dé una hora, con la calle como en retirada, las casas humeantes de abrigo, los tejados con gatos que han salido a fumar calefacciones, y este silencio de noche buena, sólo un par de coches arrastrando una escoba por la cercana Gran Vía, y no hay más. Días de un vértigo seco, de recuerdos como dardos, de un fragor quieto y casi mudo, subterráneo, un socavar de cimientos adolescentes. Cuando regrese, el cuaderno habrá estrenado un nuevo folio. Como un garabato, como una frase dudosa, ensayaré mi discurso de año nuevo, flotando en el vacío de la página, estrenando surcos como un exiliado en la nieve. A la tela de araña donde morimos asfixiados le ha seguido un desierto de plumas venteadas, como tras una guerra de almohadas. El desierto, las estepas, algún que otro oasis, serán párrafos de la novela, poemas sueltos, requiebros de mi lengua afelpada. E iremos escribiendo el sinsentido, lavando las demoras, alimentando a la pequeña bestia de garras ya plastificadas con su poquito de hiel y su angostura, para seguir matándola dulce, llana, amorosa, cruelmente. Qué crueldad la del invierno que borra mis cuadernos, fregando el suelo de la memoria con la lejía corrosiva de instantáneas felices y ajenas, esas ventanas a las que me sigo asomando para verte jugar en el patio de tu nueva madurez. Hasta aquí me llegan ahora los gritos de los niños en el recreo, carcajadas de acordeón que arrullan el rasgar de mi pluma sobre la terca mejilla de la hoja en blanco. Qué blanca la hoja de mañana, del día de mi vuelta, cuando vuelva a esta casa que hoy dejo vacía y la encuentre llena de este mismo vacío. Deseando la estampa de mi grafía, el vertido de mi nueva vida, pidiéndome a gritos bostezos risueños, algarabías, nóminas y cursivas. Hasta el día de mi regreso, Madrid, año cero.
viernes, 18 de diciembre de 2009
Dos dormitorios
Tercera jornada íntegramente dedicada a la visita de pisos de alquiler. Zonas de Madrid visitadas: cuatro. Comunicación entre ellas: la peor diseñable. Tiempo estimado entre piso y piso: la caminata y un café con leche de, siempre, 7 minutos. Lectura para el camino: "Nocturno de primavera", Josep Pla, ediciones Destino, Áncora y Delfín. Demasiado grande para llevarlo en la mano, a Dios gracias he recuperado mi bolsa Nike de cuero negro (el cubano del barrio me cobró 15 euros por una nueva cremallera; tardó dos semanas en "ir a por él"). Balance de los pisos visitados: comprendo con exactitud lo que debió de sentir Alexander Nevski al contemplar el lago helado de Tchoudsk cubierto de cadáveres (en el mío yacen en patética promiscuidad caseros, avalistas, arquitectos, registradores de la propiedad, ascensoristas, tenientes alcaldes, concejales de vivienda, periodistas, gestores inmobiliarios y porteras). Segundo balance de los pisos visitados: preguntas que lanzo al respetable. 1) ¿Qué entienden ustedes por la expresión castellana "dos dormitorios"? No crean que la respuesta es tan sencilla ni unívoca. He descubierto que "dos dormitorios" es una fórmula aún más vaga y agotada que la de "te querré siempre". O al menos igual de dúctil y maleable a la realidad empírica. Realidad empírica hecha a base de una habitación "espaciosa" (o sea, de las que hay que elegir entre estar dentro o meter la cama -si no se quiere estar "encima" de la cama-) y un trastero o cuchitril que viene a ser "el otro dormitorio" pero donde dormir sólo lo pueden hacer las cajas de leche y las escobas. 2) ¿Por qué cuando se pregunta por las características específicas del piso la respuesta siempre incluye una referencia, al parecer esclarecedora, a la existencia de cocina y baño, como si se estuviera hablando de lujos extra del tipo "calefacción central" o "bañera con hidromasaje"? Hola, quiero un piso sin cocina ni baño, sólo dormitorio y salón. En ese caso, son 500 con 6 meses de fianza. Me le quedo.
martes, 15 de diciembre de 2009
La perspectiva
Copio un poema insólito de Miguel Hernández por su interés ideológico. Se trata de la reflexión siguiente: ¿hasta qué punto podemos entender las cosas que ocurren a nuestro alrededor estando tan cerca, viviendo en ese momento? El poema no tiene desperdicio. Tampoco le faltan imágenes y combinaciones de palabras, ideas, maravillosas. Pero por lo general, resulta estremecedor la fe ciega en un país irreal, en un mundo utópico, enfrentado a la realidad. Hay, también, imágenes monstruosas (de una ñoñería y un convencionalismo que resultaría divertido si no fuera tan trágico acordarse de la verdad). Disfrutad y pensad después en si Hernández pudo darse cuenta antes de morir de lo equivocado que había estado.
viernes, 11 de diciembre de 2009
Rolfe vs. Symons vs. Rolfe
sábado, 5 de diciembre de 2009
La manera
Hay quien cree que la vida está escrita en las arrugas de la mano, en ese mapa de carreteras, caprichoso y un poco absurdo, que tenemos dibujado en la palma como la chuleta de una Tierra Media cronológica. Reconozco que puede ser hasta bonito imaginar que la naturaleza nos haya favorecido con una guía de viaje tan a mano, una especie de gps genético que cabe en el bolsillo, a donde miramos cada vez que no sabemos si tirar a la derecha o a la izquierda. Espera que lo miro. Dicen que ahí viene todo, los amores, la familia, las esperanzas, la duración y sus contingencias. También puede ser un buen compañero de viaje, si sabemos leer lo que dice, podríamos amenizar un largo viaje en tren leyéndonos nuestras manos o las de otros, a ver qué dice la suya, permítame, no, la izquierda primero. Hay quien cruza estepas en transportes llenos de bostezos repasando la agenda de contactos del móvil, que es como hacer inventario de quién te va quedando en el mundo, y yo podría ir leyendo mi mano, mitad poema muy leído y mitad lista de la compra, lo pasado y lo porvenir, pero no un porvenir abierto, de horizonte, sino como un manual de instrucciones del IKEA, las directrices de lo que tienes que ir pensando en hacer para que la biografía esté a la altura del diseño de la mano.
jueves, 3 de diciembre de 2009
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Volver a casa, con las manos en los bolsillos del abrigo, y saber que le he buscado. Caminar hacia adelante y reconocer que las calles van retrocediendo, que vuelvo hacia atrás, que deshago caminos, reviviendo el milagro, espiando como un fantasma invitado aquel encuentro inesperado, fértil, el comienzo de todo. Volver de otras vidas, de risas nuevas, de distintos placeres, y encontrar un rumor de hábito, un deseo de repetición, un anhelo de regreso. Extraigo ese cáncer con mis propias manos, es muy fácil, lo contemplo de cerca mientras subo escaleras y replanteo discursos, no es más que una entraña dislocada, un conjunto de células imbéciles además de enfermas, que miran hacia donde aprendieron a mirar, que tienden, no crean, le buscan en todo, le invocan. Pero quién es, qué tiene de especial, qué vale, es espejismo, humo, garra que se prende a la vena más fácil, a la que antes sangre, como una encía, no importa qué, mientras duela, mientras reaparezca detrás de las esquinas, media cabeza, media vida. Odio su reiteración, su réplica. Destruyo imágenes cuando debería crearlas, me paso la noche asfixiando ideas recién nacidas, ahogando sueños con la almohada, y siento placer cuando dejan de patalear y se tensan y se enfrían y azulean y desaparecen. Llego a la puerta, la abro y me está siguiendo, en otros, en ventanas, en errores, en discrepancias. Me rodean bocetos, ensayos, parodias. Qué tiene tan poderoso, qué ha hecho de mí, que sólo puedo boquear ausencias, soy un yonqui sin remedio, un cuerpo podrido, pero no, no, hay espejos, bocas, voces, que dicen lo contrario, y les creo por un minuto, y me peso y me crezco, pero hoy he vuelto a casa sabiendo que le estoy buscando, mis brazos sólo aceptan jeringuillas de las suyas, hipo de mi aliento, mi estertor. Voy al sueño y sus imitadores se esfuman, las sombras regresan a los contornos de los objetos, la música vuelve a los altavoces, el dolor a su cuchillo, la sangre a la bala, sé vivir aquí, puedo, tengo, pero hoy, esta noche, al volver a casa, al despedir otros mundos, he sabido que le he buscado, un poco, dos minutos, nada, como un pálpito, como un soplo, un dolor lumbar que se cura con reposo, una jaqueca para la que sólo hay guillotina, suelta la cuerda, que caiga la cuchilla, viene, zas, ya está. ¿Ves qué fácil? Y en los sueños ya no existe, no cabe, no podría ni aunque supiera hacerlo. Sólo sabe reflejarse, reproducirse, maquetarse en diminutos dobles, en píxeles cancerígenos con los que se va formando mi mundo, a su imagen y semejanza. ¿Por qué sobrevive intermitente si lo he matado tantas veces? ¿Qué clase de zombi soy o es? ¿Cuánta sangre he de verter para ahogarlo? Le miro a los ojos. Son dos botones insignificantes, ya no me recorren, no me definen, no dicen nada, son cuencas muertas, valles arrasados. Son lunas que me dan la espalda y parecen idas, hay un sol que les da en la cara. Por qué me empeño ahora, en pijama, por qué ha vuelto esta noche, dos minutos, casi nada, dos eternas explosiones. Y sus réplicas, como muñequitos de papel recortados, decorando mis festejos. Que otros usen mis tijeras, que otros diseñen las esperanzas. Dura nada, dos minutos, dos inmensas nadas, pero por qué se repite y habita, por qué se eterniza.
La vuelta al mundo en corto
Los amigos de KIMUAK me han pasado la lista de festivales en los que ha participado "YO SÓLO MIRO" y los premios que ha ido cosechando. Perdón por el autobombo, pero no puedo evitar la emoción. Desde aquí les mando a Txema Muñoz y todo su equipo mi más sincero y emocionado abrazo. La listita es un viaje por el mundo que me produce estupefacción y muchas ganas de comprarme una maleta más grande. Y, sobre todo, es la mejor muestra de hasta dónde llega KIMUAK. ¡¡¡Viva la madre que os parió!!!
ESPAÑA
- Concurso Iberoamericano de Cortometrajes «Versión Española» (TVE) Temporada 2009
- Cortogenia (Madrid) Temporada 2009
- Semana de Cine Español de Medina del Campo (Valladolid) 11-19 abril, 2008
- Festival Internacional de Cine Independiente de Elche (Alicante) 18-25 julio, 2008
- Festival de Cortometrajes La Boca del Lobo (Madrid) 16-25 octubre, 2008
- ALCINE. Festival de Cine de Alcalá de Henares (Madrid) 7-15 noviembre, 2008
- Concurso de Cortometrajes de Valls (Tarragona) 7-15 noviembre, 2008
- Festival Audiovisual de Eibar «Asier Errasti» (Gipuzkoa) (Informativa) 17-22 noviembre, 2008
- Cine Culpable. Festival de Curts de Vila-Real (Castellón) 19-24 noviembre, 2008
- Festival de Cortometrajes «Alocortico» (Asoc. Yemayá, Madrid) 20 noviembre, 2008-4 enero, 2009
- ZINEBI. Festival Internacional de Cine de Bilbao 21-29 noviembre, 2008
- Mostra de Curtametraxes Vila de Noia (A Coruña) 28 noviembre-7 diciembre, 2008
- Festival de Cortometrajes de Aguilar de Campóo (Palencia) 4-7 diciembre, 2008
- Festival de Cortometrajes Villa de Torreperogil (Jaén) 6-7 diciembre, 2008
- La Pecca. Certamen de Cine Gay y Lésbico de Sevilla 13 diciembre, 2008
- Certamen de Cine y Vídeo Joven de Irún (Gipuzkoa) 26-29 diciembre, 2008
- Gau Laburra. Beasain (Gipuzkoa) 29-30 diciembre, 2008
- Zinegoak. Festival de Cine Gay y Lésbico de Bilbao 30 enero-7 febrero, 2009
- Festival Solidario de Cine Español de Cáceres 16 febrero-7 marzo, 2009
- Zinemastea. Semana de Cine Vasco de Vitoria 23-28 febrero, 2009
- Muestra de Cine Internacional de Palencia 27 febrero-7 marzo, 2009
- Huhezinema. Film Laburren eta Dokumentalen Jaialdia (Eskoriatza, Gipuzkoa) 28 marzo-2 abril, 2009
- Festimatge’09. Festival de l’Imatge a Calella (Barcelona) 4-26 abril, 2009
- Corto Festival Dunas de Cine y Vídeo (La Oliva, Fuerteventura) 2-10 mayo, 2009
- Begibistan. Semana de Cine de Amurrio (Álava) 19-24 mayo, 2009
- Festival de Curtmetratges de Manlleu (Barcelona) 20-30 mayo, 2009
- Festival del Mar-Festival Int. de Cine Gay y Lésbico (Ibiza y Palma de Mallorca) 4-27 junio, 2009
- Muestra de Cortometrajes Torre Castilnovo de Conil de la Frontera (Cádiz) 2-11 julio, 2009
- Festival de Cine de L’Alfàs del Pi (Alicante) 3-12 julio, 2009
- Certamen de Cortos de Ripollet (Barcelona) 10-19 julio, 2009
- Star Freaks. Certamen de Cortometrajes de Viladecans (Barcelona) 10-24 julio, 2009
- Festival Internacional de Curtmetratges Mas Sorrer (Girona) 29-31 julio, 2009
- Certamen Nacional de Cortometrajes Ciudad de Astorga (León) 2-12 septiembre, 2009
- FESCIGU. Festival de Cine Solidario de Guadalajara (Informativa) 29 septiembre-3 octubre, 2009
- MIVICO. Mostra Int. de Videocracións de O Condado (Ponteareas, Pontevedra) 2-4 octubre, 2009
- Certamen Nacional de Cortometrajes Moracción (Mora, Alicante) 9-31 octubre, 2009
- Andalesgay. Festival Internacional de Cine Gay y Lésbico de Andalucía. (Sevilla) 20-29 noviembre, 2009
ALEMANIA
- Loesje’s Imagination Short Film Festival (Berlin) 14 mayo, 2009
- International Videofestival Bochum 18-20 junio, 2009
- Filmfest Eberswalde 3-10 octubre, 2009
- International Short Film Festival Munich «Bunter Hund» 15-18 octubre, 2009
AUSTRALIA
- Spanish Film Festival in Australia (Sydney, Melbourne, Brisbane) 10-20 mayo, 2009
- flEXiff - The First and the Last Experimental Film Festival (Auburn) 25-27 septiembre, 2009
AUSTRIA
- Festival der Nationen (Ebensee) 14-20 junio, 2009
BRASIL
- Cinesul. Festival Ibero-Americano de Cinema e Vídeo (Rio de Janeiro) (Informativa) 15-28 junio, 2009
CANADÁ
- AluCine. Toronto Latin Media Festival 12 noviembre-5 diciembre, 2009
CHILE
- Festival Cine/B. Santiago de Chile (Informativa) 7-15 julio, 2009
CHINA
- InDPanda International Short Film Festival (Hong Kong) 31 julio-2 septiembre, 2009
COLOMBIA
- Cine a la Calle. (Barranquilla) 4-15 mayo, 2009
- Festival de Cine Independiente de Mompox (Santa Cruz de Mompox) 13-16 agosto, 2009
- Festival de Cine de Bogotá 1-9 octubre, 2009
COREA DEL SUR
- BASFF. Busan Asian Short Film Festival (Informativa) 13-17 mayo, 2009
CROACIA
- Motovun Film Festival 27-31 julio, 2009
EE UU
- Annual Crossroads Film Festival (Jackson) 2-5 abril, 2009
- Cortocircuito Latino Short Film Festival (New York) 29-31 octubre, 2009
FRANCIA
- Festival International du Film d’Amiens (Informativa) 7-16 noviembre, 2008
- Reflets du Cinéma Ibérique et Latino-Américain de Lyon-Villeurbanne 4-18 marzo, 2009
- Rencontres du Cinéma Espagnol (Nantes) 11-22 marzo, 2009
- Festival International du Film d’Aubagne 16-21 marzo, 2009
- Les Ciné-Rencontres de Prades 16-25 julio, 2009
- International Best of Short Film Festivals (La Ciotat) 10-13 septiembre, 2009
- Festival de Biarritz. Cinémas et Cultures d’Amérique Latine 28 septiembre-4 octubre, 2009
- Festival International de Cinéma Méditerranéen de Montpellier 23 octubre-1 noviembre, 2009
HUNGRÍA
- Busho International Short Film Festival (Budapest) (Informativa) 1-6 septiembre, 2009
INDIA
- Kalparnirjhar International Short Fiction Film Festival (Kolkata) 1-5 noviembre, 2009
ITALIA
- CyBorg Film Festival (Anghiari) (Informativa) 3-7 junio, 2009
- Festival del Cinema di Brescello 19-28 junio, 2009
- Festival di Cortometraggi Overlook (Finale Ligure) 9-13 septiembre, 2009
KOSOVO
- Dokufest. International Documentary and Short Film Festival (Prizren) 3-9 agosto, 2009
NIGERIA
- Abuja International Film Festival 27-30 octubre, 2009
PERÚ
- Festival Internacional de Cortometrajes de Cusco 5-7 noviembre, 2009
POLONIA
- Warsaw Short Film Festival (Informativa) 26-31 mayo, 2009
- Era New Horizons International Film Festival (Wroclaw) 23 julio-2 agosto, 2009
- International Film Festival Etiuda&Anima (Kraków) (Informativa) 27 noviembre-4 diciembre, 2009
PORTUGAL
- Queer Lisboa. Festival de Cinema Gay e Lésbico de Lisboa 18-26 septiembre, 2009
REINO UNIDO
- Leeds International Film Festival (Informativa) 4-16 noviembre, 2008
RUSIA
- Open Cinema Film Festival (St. Petersburg) 7-15 agosto, 2009
SINGAPUR
- Singapore Short Film Festival 13-21 septiembre, 2009
TURQUÍA
- Ankara International Film Festival (Informativa) 12-22 marzo, 2009
PREMIOS OBTENIDOS
1. Festival Internacional de Cine Independiente de Elche (Alicante)
2. Festival de Cortometrajes La Boca del Lobo (Madrid)
3. ALCINE. Festival de Cine de Alcalá de Henares (Madrid)
4. Cine Culpable. Festival de Curts de Vila-Real (Castellón)
Mejor Actriz (Susi Sánchez)
5. La Pecca. Certamen de Cine Gay y Lésbico de Sevilla
Pecca de Oro-Mejor Cortometraje
6. Certamen de Cine y Vídeo Joven de Irún (Gipuzkoa)
Mejor Director Vasco
7. Muestra de Cine Internacional de Palencia
Mejor Actriz (Susi Sánchez)
8. Festival International du Film d’Aubagne (Francia)
Mejor Cortometraje de Ficción
9. Corto Festival Dunas de Cine y Vídeo (La Oliva, Fuerteventura)
Mejor Actriz (Susi Sánchez)
10. Festival de Curtmetratges de Manlleu (Barcelona)
Mejor Cortometraje de la Comarca de Osona
11. Festival del Mar-Festival Int. de Cine Gay y Lésbico (Ibiza, Palma de Mallorca)
Mejor Cortometraje
12. Festival der Nationen. Ebensee (Austria)
Ebenseer Bären in Silber-2ª Mención Especial
13. Festival del Cinema di Brescello (Italia)
Mención Especial del Jurado
14. Certamen Nacional de Cortometrajes Ciudad de Astorga (León)
Tercer Premio
15. Queer Lisboa. Festival de Cinema Gay e Lésbico de Lisboa (Portugal)
Premio del Público
jueves, 26 de noviembre de 2009
Cumplir los 30
Recuerdo que una vez besé unos labios agrietados que sabían un poco a vodka y me dijeron que tenían 30 años. Cómo era posible que yo hubiera recalado en semejante puerto fue algo que no alcanzaba a comprender, siendo de tendencia tan claramente opuesta. Nos separaba una enormidad, tres o cuatro universos, un aparatoso kilometraje de horas y días y años de carreteras en sentidos opuestos. Pero no por nada en concreto sino porque tenía 30 años, qué barbaridad, bagdad. Yo era un yo no sé qué era, aparentaba más en las fotos y mi espalda trazaba una línea recta más amplia, porque está visto que he menguado estos últimos años, pero así como me veo la nuca no consigo imaginarme de frente y no sé qué estaba pensando. Era contradictorio, amigo de complicaciones, cualquier cosa que cayera a mi alrededor terminaba como una manta que se ha ido enredando en nuestras piernas a lo largo de una noche de insomnio, sobada, incomprensible, asfixiante. Y tener 30 era para mí como haber hecho la mili, como tener una ballena amaestrada, ser presidente de algo, tener algunas canas y un ramito de puntas de espaguetis saliendo lateralmente de los ojos. ¿Qué se yo lo que pensaba que era tener 30? Ahora que los tengo sé menos todavía, pero este fin de semana hay una amiga que los va a cumplir radiantemente, una amiga con la que he hablado siempre mucho del porvenir, del grado de inclinación que van tomando nuestras hipotenusas con respecto a la paralela de las cronologías, los deberes consuetudinarios, las obligaciones. Y en alguna plaza de esas que se esconden cuando voy sólo por Barcelona pero reaparecen si alguien me acompaña, sentados en alguna piedra vieja, hacemos de arqueólogos de lo que venimos siendo y nos abrazamos mucho cuando nos miramos a los ojos. La voy a echar de menos cuando este finde celebre la llegada a ese balcón desde el que antes me daba miedo que me mirasen. Pásate, si lees esto, por el patio de las columnas romanas y haz como si me hubieras visto salir.
lunes, 23 de noviembre de 2009
Rayado
Mi cuerpo está cansado, llevamos cuatro días de rodaje, frío, madrugones y noches de mal dormir, ahora continúo con otra movida nueva y tengo pendientes otros dos frentes inmediatos (tres con aquella otra, cuatro con la que tú sabes), pero mis dedos van al teclado como las moscas a la miel, a engolfarse picoteando, a saber qué estarán buscando, una combinación que neutralice una explosión de energía, o he visto demasiada televisión. Curioso. Lo tengo aquí delante, es un aparato como un ojo cuadrado (los antiguos modelos mejoraban la metáfora con sus dos únicas pestañas divergentes y erizadas), lleva el cable enrollado sobre la cabeza, como un tocado africano de poca altura y una boca breve, como rencorosa, que siempre dice SHARP. Hace como un mes que la única televisión que he visto es la que he ido encontrando en bares, generalmente noticieros, con informaciones sincopadas o miopes que no acabo de entender. Hoy he visto un mitin del PSOE con llegadas de los miembros del gobierno sobre alfombra rosa (tipo Zinemaldia) y con entrevistadores / actores, grupo de jazz y un público entregado. Debo confesar que tampoco he entendido nada, que parecía una burla editada de "Vaya semanita", pero que al parecer ha ocurrido de verdad. Y ya no quiero saber nada más de la actualidad, de la gripe A, de la sección de economía (no por dios), quiero quedarme en este salón y escuchar a este grupo de Barcelona que Lara no conocía y yo sólo un poco, terminar el plan de rodaje, los desgloses y todo el cristo que tengo pendiente, cenar, acariciar al gato, descansar y escribir, escribir, escribir, visualizar, acercarme a ese hombre con mala suerte que empieza a creerse que tiene poderes, quién es, qué ropa lleva, por qué me lo imagino en determinado pasadizo comercial del barrio, escueto en claroscuros, como el plano de la estación en "Munich", cómo ir contando la desolación mediante la imagen patética de un infeliz al que todo le sale mal, el trabajo, el amor, la vida, en general, un gixajo, lo siento, es una palabra intraducible pero increíblemente exacta, pero que en su fuero interno empieza a comprobar que puede desear el mal del de enfrente y provocar que ocurra en cuestión de segundos (si está muy concentrado). Su poder le llevará a la reflexión de cómo ejercerlo, si para el mal o para el bien. Pero el bien no funciona, intenta ayudar a los necesitados pero sus deseos no se plasman, los milagros no se producen. En el mal la cosa va de maravilla, pero lógicamente empieza a discriminar mejor, a elegir más escrupulosamente sus víctimas. Porque se da cuenta de que aplicándose contra los más merecedores de su castigo, en el fondo está ayudando a los demás, hace el bien a través del mal concreto. Delirios de grandeza, claro, el tipo es un cuarentón apuesto pero inútil, las cosas ocurren sí a su alrededor, y él cree provocarlas porque las desea, cuando en realidad ocurren sin más o se las imagina. No, no va por ahí, la cosa así no funciona. Pero hay algo, algo... palabras, tecleos, manchitas oscuras sobre fondo blanco, la zebra a la que me han atado.
lunes, 16 de noviembre de 2009
Espejo frente a espejo
Estoy feliz porque finalmente he dado con una buena antología de poemas de Miguel Hernández. Están todos los que conocía y muchísimos más que nunca había leído. Me esperan buenos ratos ojeando sus hojas. ¿Me esperan buenos ratos? Hay una corriente a la que me acerco descalzo, con los calcetines amordazando las zapatillas, tanteo la temperatura del agua, terríblemente fría o caliente, siempre terrible, de flujo, de osadía, de muchedumbre. Tengo trabajo pendiente. Me toca a mí, tengo que hablar en público, decirme de nuevo totalmente, vestirme de apellidos y manías, probarme el sabor de mi boca, ensayar caricias convincentes, aprender a contenerme en mis dedos, olvidar los espejos (¿qué refleja un espejo frente a otro espejo?), vaciarme de quimeras, atarme los cordones, flexionar las rodillas, levantar el culo, reaccionar al disparo, correr como alma que busca al diablo. Tengo que desnudarme de mí, abrirme la bragueta que empieza en la frente, colgar de una vez por todas el traje de buceo, ser esqueleto, contarme las costillas, ver que están todas o quitarme alguna para ser más flexible, encajar la mano en el hueco de los pálpitos, creer en ellos, en la sombra que han dejado sus ecos, como un reguero de azúcar y tabaco, recoger una muestra con un dedo, medir el punto de sal, bicarbonatar el vacío del estómago, como quien encala un trastero, rascarme la espina dorsal, recorrerla con mano ajena, vértebra a vértebra, y contar hasta diez sin respirar sin pulmones. Tengo que escuchar muchos discos, buscar muchas palabras, dudar muchas veces, tengo que caerme, sangrar, conocer muchos hospitales, llorar con esa sonrisa que se me ha quedado, echar las lágrimas a un cubo, fregar las baldosas con ese salitre ridículo y tartamudo, tengo que seguir el concierto, hacerme el sueco tantas más veces, mirar con ingenuidad a un gorrión, pedir pollo de segundo en muchos más restaurantes, cronometrar los sueños de otros, etiquetar besos, peinar de lado pelos lacios, coleccionar tacitas de plata, coger aviones, soñar con colchones en tantos colchones, tengo tantas cartas por escribir, tantos poemas que conocer, qué bien que por fín, qué bien que Miguel, te abro en mitad de cualquier sitio, y te encuentro un rayo constante, un carnívoro cuchillo, una barranquica, elegías, retamas, asteriscos, costuras, retazos, azotes, tesoros, rosales... cadenas de poemas, versos espirales, tornillos en la boca, besos como virutas de hierro, labios como almohadas, siento sueño, es la espalda y esta silla recta, carcelaria, boca que arrastra mi boca, boca que me has arrastrado, boca que vienes de lejos a iluminarme de rayos, alba que das a mis noches un resplandor rojo y blanco, boca poblada de bocas, pájaro lleno de pájaros. Las ocho son un buen propósito de enmienda. Mañana a las ocho será de día, se habrá levantado el sol (que como el sol sea mi verso, más grande y dulce cuanto más viejo), el sol te habrá levantado, te vestirás despacio, porque tienes prisa, prisa por irte al río, a ver fluir la mañana y la vida y las guerras y los afanes, descalzo, con las zapatillas engarfiadas en dos dedos, a probar la gelocalidez de sus aguas, ocho de mañana, mañana en ocho, capital del dolor, inmensa página en blanco, qué palabra, cuál será la primera.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
La ventisca plumífera (Notas del absurdo I)
Qué vergüenza madre leer el anterior post, delirios de grandeza, prólogos pautadores de mierda. Todo es lo mismo, eterna rueda rodante, tuneladora que a saber qué nuevos agujeros me está practicando sibilina y lubricante. En algún lugar hay un interruptor, lo sé porque lo vi cuando era de día, pero dónde, coño, dónde. Emprender la jornada, comprar el pan, buscar un hueco que se parezca a mi cuerpo en almohadas del Zara Home, perder un autobús, acariciar la tecla definitiva y no llegar a pulsarla, hablar con los animales y los niños, torcer el cuello hasta el chasquido de la decencia, trascender los muros de los edificios y plantarme en sus oficinas, en sus hogares, ser ésos que veo, proyectar, proyectar, retroproyectar, hacer del pasado un libro de cuentos, saltarte los aburridos y subrayar los instructivos, vivir como un rotulador fluorescente, perdiendo la punta en deshilaches, rozamientos, choques frontales, y esa saliva azul de bolígrafo barato que se queda impregnado y con el que vas manchando tus manuscritos, elegir el olor a rosas o a lavanda para el ambientador en un chino con poca luz y pasillos estrechos, comprobar que ambos huelen a lo mismo, reflejarme en cristales que no saben nada de mí, pensar, imaginar, idear, bocetar, proyectar, de nuevo, ya estamos otra vez con lo mismo.
lunes, 9 de noviembre de 2009
De la brevedad de los relatos
En el capítulo 24 de "Rayuela", Cortázar pone en boca de Gregorovius, un personaje fantasioso e indescriptible, en mitad de una conversación normal, el siguiente relato corto camuflado:
viernes, 6 de noviembre de 2009
La azotea
Y va la vida, que se empeña en parecer escrita por alguien con talento, y me trae de vuelta a esta azotea donde se fraguaron, sin yo saberlo, ilusiones de permanencia, instintos felinos. Vivo en lo más alto de una casa que es un faro y un refugio, un ojo iluminado que otea la ciudad, vertiendo un beso como un foco, una luz como de dominio, bañando conos de ciudad en la más amarilla de las mareas. El gato me mira, salta a mi cama, resume en dos zigzags lo esperable de nosotros, vierte mi vaso, mordisquea mis zapatillas y me invita a los tejados, extrañado de que no le siga. Imagino que perdona mi cobardía, entiende mis escrúpulos, no quiero andar aún por los tejados, adiestrar a la luna, silbando melodías improvisadas. Lo que quiero es quedarme aquí sentado un minuto, esperar a que mi cuerpo se vaya habituando a estas paredes, a memorizar que para ir al baño es mejor girar a la izquierda de la silla desde la que escribo, a impedir que el gato se suba a la colcha, lo que es, la manta de mi madre aquí no la pongo, visto cómo está el somier de arañado, dulce bestia, engañoso muñequito. Habituarme a tener dos soles en la espalda, a percibir como una noche súbita el paso de la más leve nube usurpadora, y sentir que de mis espaldas sale una tela de araña buscando los dos vértices traseros, de mi pecho otra doble línea en x hacia el frontal del cuadrilátero, de las cuales brotan segundas ramificaciones, terceras, que a su vez parecen subdividirse, buscar el contacto con la más cercana, como un rompan filas de soldados de permiso abordando burdeles, y en un tristrás estoy conectado a una maraña de cables duros y resistentes, perfectamente afinados en do, que petrifican, humedecen, arpegian mis tripas.
Estoy esperando a que me lleguen los últimos fardos con víveres y utensilios de extrema necesidad, una caja de libros que reza “necesarios” y que ya no recuerdo qué contiene, pero la voy a abrir, descalzo y de rodillas en mitad de mi habitación, abriendo con los dientes si es necesario las cintas de embalaje, e iré extrayendo los libros como si cada uno fuera el regalo de alguien distinto, los besos de bienvenida que me mandan los amigos, tan fáciles de querer que no cuestan nada pero lo valen todo. Romperé la caja vacía, destripada de mis tripas, apilaré cartones de tamaños regulares y encenderé una fogata que se verá en todo Madrid, que subirá por los cielos de mi corredera, atufando de incienso, colonia y sudor, más las partículas que hayan dejado tantas palabras impresas, ideas negruzcas que volarán como incandescencias de corta vida, y la columna de humo, como la de mi cigarrillo, como la cola del gato al que he dejado atrapado en el exterior y con la que golpea la ventana en busca de compasión.
miércoles, 28 de octubre de 2009
La piedra
martes, 29 de septiembre de 2009
El vigía
En mi casa están construyendo un ascensor que evite subir la cuesta y conecte diversos grupos de casas con un rápido trazo vertical. El trayecto está dividido en dos etapas. Son dos columnas de cemento como dos brazos con muñones, levantados de la noche a la mañana, con entusiasmo, sin armonía. Son dos torres de vigía que ya no sirven, que han llegado tarde, porque el enemigo ya se ha colado. Comprendo que me hubiera podido subir a ellos y otear el horizonte, pero me lo han robado todo y ahora camino subiendo la cuesta por entre las sombras de estos dos gigantes absurdos e inútiles, arrastrando mi desolación por este ambiente de construcción. El enemigo ha entrado por donde menos lo esperaba, por una hendidura inadvertida, o quizá una puerta menor e insignificante, de la que hubiera olvidado preocuparme. En vano reclamo nada. La ciudadela en construcción se me antoja grotesca, un monumento a la violación, una elegía a mi insolencia. Todo se va volviendo esquelético a mi paso, el asfalto, la golondrina, una diástole de dolor, la incomprensión, el miedo. Se me ha quedado el silbido colgado de los labios, de pronto estoy de funeral, me han entrado en la casa y han robado lo más mío, lo que más adoraba, mi secreto, mi único tesoro. Y pienso en cuánto tiempo hace que bajé la guardia, cuándo fue la última vez que no eché de menos sus caricias, y me compadezco y no es del todo justo. El arquitecto de nuestro castillo va cuesta abajo con las manos en los bolsillos, pegando patadas a una botella vacía. Las invasiones bárbaras han vencido. Mi barrio ahora son ruinas de un proyecto, los restos de una ciudad bombardeada por dentro. El zapador ha ido colándose casa a casa, demoliendo paredes, respetando las fachadas, recorriendo la avenida en paralelo, secretamente, a salvo, mazazo a mazazo, sepultado por el estruendo de mi vida. Para cuando me he querido dar cuenta el ladrón ya era un invitado. Ahora creo estar llegando a mi portal pero no siento la llegada, me inmolo en un ascenso que es descenso, un acertijo de curvas demasiado cerradas, arrastrando con cada pierna una mole de siete años, siete años en un Tibet tan puro y cristalino, tan fácil de hacer añicos. Qué inútiles los afanes, los espejismos que se formaban a nuestros pies, como nubes bajas que subrayaban nuestra coronación, qué mentirosa la madera que crujía alrededor. Cuando suba a este ascensor habrá pasado el tiempo, la cuesta se verá olvidada, en un mundo de coches, sin humanos, será el trayecto de una historia que terminó con brusquedad, como un barranco finiquita la tierra, se acabó lo que se daba. ¿Qué hacer con las maletas, el equipaje de un reino ideal venido a falla, qué hace ese microscópico pasajero en mitad de la estación? ¿A dónde creerá que va?
lunes, 31 de agosto de 2009
Paseos
Málaga es cuando paseas por barriadas multicolores, populosas, áridas de cemento y geometrías empobrecidas, como dentaduras con huecos de muelas extraídas donde se acumulan escombros, basuras y animales de los que no se acarician, esquinas inhóspitas, señales de tráfico truncadas, escaparates sin brillo, aceras mordidas, y Málaga es un río que se ha ido, con su cauce de despojos y niños en bicicleta, como una Atlántida calcinada, el poco garbo de sus puentes, poco más que lianas que transbordan peatones de un lado a otro de la cicatriz silenciosa. Málaga es cuando se te llena de pena el corazón de tanto edificio en ruinas, tanto desconchado, la pintura ya como gangrena, los cables telefónicos combados como un látigo fotografiado, los breves balcones con agujeros y macetas, ropa tendida y cubos de fregar, y hasta un hombre en pijama que se ha sacado el colchón y despereza los brazos extendiéndolos al aire por los barrotes, como un niño grande que trasciende la cuna o un presidiario reclamando oxígeno. Y Málaga es también cuando braman motos a tu alrededor y sorteas hervideros de prisas, bocinazos y maldiciones, cuando unos gritos de hombre joven descuartizan la suave capa de nata donde fermentan tus sueños en la tórrida madrugada, el plano único de los sonidos de una ciudad que duerme tensa y amurallada, como una Sagunto sin desgarros ni hilos de sangre putrefacta, en su propio sopor ardoroso y paquidérmico, porque Málaga es cuando un elefante empieza a doblar las piernas y acepta por cansancio su derrota. Y "ohú, vieho", resopla.