viernes, 24 de octubre de 2008

Susi

Acaban de comunicarnos que a Susi le han dado una Mención Especial en el Festival Internacional de Cortometrajes "La Boca del Lobo" de Madrid. Distinción que se suma ya al premio a la Mejor Actriz del Festival de Elche, el pasado verano. No es falsa la emoción que siento cada vez que Susi es destacada por su trabajo en el corto. Corro rápidamente a mirar las fotos del rodaje, que son como una cicatriz que me recuerda físicamente que estuve allí, que ocurrió. Veo el cartel que hemos hecho a partir de una de las imágenes del corto y me pongo a pensar en Susi.



Es una imagen poderosa, debido probablemente a que la mitad es blanca, inocua, lechosa y en apariencia insignificante, y la otra mitad una mancha oscura, cubierta por una Susi a tres cuartos que mira furibunda, asediada, hacia un punto lejano que queda fuera de cuadro. Sus ojos están muy cerca del límite del marco y eso provoca ansiedad, clausura, asfixia, como si esta mujer se encontrara atrapada, arrinconada en lo poco que queda aún de habitable en un hogar al que ha entrado la luz, el fogonazo de verdad que va anegándolo todo de insoportable blancura y nitidez, de certeza dolorosa, como una bomba atómica (desgarro de muebles y recuerdos) tras la cual no queda nada.

Sin pretenderlo por mi parte, ha resultado una imagen-resumen, patética y certera que se me desvela ahora como un hallazgo completamente ajeno. El tratamiento de la imagen por parte de Aitor ha añadido una textura terrosa y granular a la desnuda simpleza del encuadre. Susi, semioculta en la sombra del salón, parece una de esas figuras de impresionante realismo que hacen con arena húmeda, carnal y estatuaria, real pero al mismo tiempo como industrial, fabricada de un material duro, poroso, corrompible. Lo extraordinario del juego de luces y sombras es, sobre todo, esa especie de garra de luz debil que va ganando tibiamente a la negrura en el rostro de Susi, convirtiéndola en un ser capaz de expresar dos cosas, un rostro dividido en dos vertientes: la más cercana a la ventana mira con odio, con rencor, es una mirada que resume mil reproches, que preludia la conversación aclaratoria en la cocina (y que no es más que el resultado del proceso de asimilación que Julia va experimentando durante la ausencia de Eduardo, con esa pátina de ternura que impregnará la llamada al hijo, o el reconocimiento de su debilidad); una mirada furiosa que en Susi se alía con su forma de vocalizar las palabras, casi masticándolas, que es su manera de utilizar las entrañas en el diálogo. El otro ojo está mirando a la pantalla del televisor, a la película porno donde dos hombres que son y no son su marido lamen, muerden y se insertan una pasión envilecida por el exhibicionismo que hiere el corazón y las pupilas de Julia. Es un ojo que no reacciona (el que lo hace es el otro), simplemente mira, observa, resbala por la realidad rectangular de lo inconfesable y lo impensable sin traslucir nada de lo que ocurre en su interior.

Así, la doble mujer del cartel es una mujer que sufre, llora y odia y al mismo tiempo una mujer que quiere saber, conocer, mirar y ser herida. La mano que no sujeta el cigarrillo es una mano inquietante y magnífica que se suspende bajo el codo del otro brazo sin asirse a nada: no se aprecia en la fotografía, pero durante la escena, en el corto, Susi hace que esta mano tamborilee nerviosamente, extendiendo y contrayendo sus dedos un par de veces, como la sinécdoque de un tira y afloja, un torbellino de emociones contradictorias que se tensan y destensan, de recuerdos de una vida junto al hombre que ahora descubre que no conoce, de rechazos y punzadas, de argumentos y palabras que le brotan del estómago y mueren en la garganta antes de ser pronunciadas.

En las dos dimensiones estáticas del cartel, la mano se posa con una naturalidad que no es facil de lograr, un ejemplo del excelente lenguaje corporal de una actriz totalmente entregada a su personaje, en una escena sin diálogos que a punto estuvo de no rodarse, no tanto porque careciera de interés, sino porque yo mismo no la había entendido en toda su magnitud. Fue Susi, durante los ensayos, quien supo hacerme ver lo que esta escena debía y podía decir. Julia está mirando a su marido practicar un sexo imaginario con otros hombres. La pornografía, así, aquí, es la realización de una pesadilla, de una hipótesis, de algo que no sería capaz de ver en la realidad. Así, gracias a esta escena, el desenalce del corto se convierte en la superación de la pornografía como estadio intermedio, el paso de un nivel de inferioridad para con la capacidad de realización humana a otro de mayor libertad. Claro que muy pocos pueden soportar habitar a ese nivel, a esa altitud, donde la moral se resiente como la presión arterial en las cumbres del Machu Pichu o en las profundidades submarinas. Julia/Susi es una mujer abisal de dos caras y figura tallada con el dolor y el deseo.



Gracias, Susi, por todo.

jueves, 23 de octubre de 2008

Ravel

El viernes me voy a escuchar el concierto para piano y orquesta en sol mayor de Maurice Ravel. Una de mis piezas favoritas desde hace muchos años y que nunca hasta ahora he podido ver en directo. Recuerdo que entré en "Parsifal", la tienda de música clásica de referencia en San Sebastián y pregunté a Juan Cruz, su dueño y gurú de los aprendices de melomanía de esta ciudad, por cuál creía que era la pieza de música más hermosa que había escuchado nunca. Citó varias (recuerdo algunas de Bach, Shubert, ...), pero entre las primeras ésta. La verdad es que está entre lo más impresionante que he escuchado jamás.

Espero que os guste. Os dejo una versión espléndida del segundo movimiento, interpretada por el gran Leonard Bernstein.

Impagable.


Jonathan Yeo

Pintor de celebridades, retratista de la alta sociedad, Jonathan Yeo dió un giro a su estilo ultrarealista con un proyecto titulado "Blue Period" con el que experimentó un tipo de retrato hecho a base de recortes de fotografías de revistas pornográficas. El resultado es impresionante. Lo conocí esta última vez que estuve en Londres y ya me he agenciado el catálogo de su exposición en la galería Lazarius, un lugar especializado en artistas alternativos, la mayoría graffiteros como Banksy.

Los desnudos impersonales, sin nombre ni rostro, se convierten en mapas de experiencias sexuales, en radiografías de deseos, realizados o frustrados, huellas de contactos y anhelos. Hay una mujer atrapada entre pliegues de piel a la altura del ombligo. Hay una confusión de pieles, como la mercancía de un Buffalo Bill psicópata, como un Frankenstein de mil retazos, una multiplicidad de biografías, de arañazos, de orgasmos paralelos, agrupados, de instantes de placer y dolor, que espeluznan por su silencio de retrato tibio y dominical, de modelo que se desviste bajo la luz del estudio y muestra su compleja osamenta, su cuerpo de multipantallas, como un menú interactivo de cadenas de televisión, todas en movimiento al mismo tiempo. Disfrutad de los detalles. Imaginad el origen de cada segmento.


Para más información sobre el autor: www.jonathanyeo.com

miércoles, 22 de octubre de 2008

Qué no daría yo

Mi amigo Miguel, que no suele gustar de andar por estos pazos, se sorprende cuando le digo que me emociona de igual manera cierta pieza de Alex North que ambos amamos y por ejemplo, essta maravilla de la gran Rocío Jurado. Él dice que no es posible, que no encaja en mí, pero yo le digo que al contrario. Para los que hemos sido educados (por las instituciones, no por nuestros padres) en el más estricto anti-españolismo, tan furibundo como sobreentendido, (conmigo les salió el tiro por la culata), descubrir tardíamente ciertas joyas ignoradas ha supuesto una verdadera educación sentimental de incalculable valor. Luego están los gustos y las subjetividades, pero creo que la fuerza, la pasión, la pura expresividad hecha cante, la rotundidad melódica y sobre todo, la enorme capacidad para improvisar giros y acentos que aquí demuestra la Jurado, no son cuestionables. Lo que hay que hacer es quitarle a estas cosas el plus de caspa que algunos se empeñan en echarle encima.

Esta es la mejor versión que he encontrado de las muchas que realizó en vida. Se trata de una de las grabaciones del especial "Azabache" que se realizó con motivo de la Expo de Sevilla de 1992. Por lo que me han dicho, no he podido comprobarlo, es una canción escrita por José Luis Perales, a quien ya va siendo hora de que se le haga un buen homenaje, por las muchas canciones exquisitas que ha compuesto (para otros artistas) a lo largo de su carrera.

La letra, simple y llana, hermosa:
"Qué no daría yo por empezar de nuevo / a pasear la arena de una playa blanca / qué no daría por escuchar de nuevo / "esta niña que llega tarde a casa" / y escuchar ese grito de mi madre / pregonando mi nombre en la ventana / mientras yo deshojaba primaveras / por la calle mayor y por la plaza. /
Qué no daría yo por empezar de nuevo / para contar estrellas desde mi ventana / vestirme faralae y pasear la feria / hasta sentir el beso de la madrugada / volar hasta los brazos de mi padre / y recibir el brillo en su mirada / para luego alejarme lentamente / a un tablao a bailar por sevillanas./
Qué no daría yo / por escaparme / a un cine de verano donde alguien / me daba el primer beso de amor./
Qué no daría yo / por esa tarde / sentada junto a él en ese parque / mirando cómo se moría el sol/ y oyendo el suspiro del mar".



Aunque, claro, para emociones fuertes, este video grabado poco tiempo antes de la muerte de Rocío. La situación: el programa de Jesús Quintero (¿a qué sabe la carne humana?), Rocío, invitada para repasar su carrera y tentar la muerte desde el burladero, se enfrenta a una grabación hecha tiempo atrás en la que canta "Se nos rompió el amor". Dos Rocíos, enfrentadas en un mismo plano, una que canta y otra que se escucha cantar. Dice la que canta: "pero el invierno llega". Y la otra, la que escucha, la que sabe que puede morir, ratifica: "Llega". Vaya si llega. Espeluznante.



Va por Miguel, que no me cree, por Tilo y por Fernando, que siempre me ayudan a conocer lo que ignoro, por Antonio, que fue el primero en inocularme el virus del sur y por mis compañeros de aula que, como diría el maestro, "iban para rojos y les embarazó un ultra".

martes, 21 de octubre de 2008

Reinauguración

Por problemas técnicos que espero no se reitan, me he visto obligado a reiniciar este blog, con lo cual uno no acaba de arrancar del todo. Por incluir algunos de los elementos que estaban en el anterior, añado esta entrada con los dos links más vistosos que había incluído antes:

El primero es una escena de "La stanza del figlio" de Nani Moretti, cuando el padre, recién muerto el hijo, escucha una y otra vez cierto fragmento de las "Water dances" de Michael Nyman. Magnífico montaje (sobre todo la sucesión de los primeros planos: la madre, petrificada, que de pronto mira a su derecha; la hija, desde atrás, que ya mira a su derecha y vuelve la cabeza al frente; el padre dirigiendo el mando a distancia hacia derecha de cámara; el lector de CD, repitiendo hasta la saciedad los mismos segundos de la pieza). Es emocionante.




El segundo es una video-creación de Blu, un arista del graffiti argentino que me tiene loco. Absolutamente impresionante lo que hace.