jueves, 30 de abril de 2009

Metáforas

Estaba en la calle. Encendí un cigarrillo esperando no sé muy bien a quién y me guardé el mechero, verde y pequeño, en el bolsillo. Emprendimos la marcha y unos pocos pasos más adelante, mis ojos saltaron con alegría al encontrar en el suelo, justo delante de mi pie, un mechero, igualmente verde y pequeño. ¡Increíble coincidencia! “Mira” dije a quien me acompañaba, “¡qué cosa más increíble! Mi mechero es igualito”. Lo recogí, probé su rueda, vi que tenía gas y funcionaba a la perfección y sin más comprobaciones me lo metí en el otro bolsillo. Cuando más tarde quise encenderme otro cigarrillo con alguno de mis dos mecheros gemelos, me di cuenta de que no tenía ninguno. El problema de tener los dos bolsillos de este pantalón agujereados es que te puede llevar a equívocos desilusionadores.

No conviene, bajo determinados estados de ánimo, ver en este tipo de episodios metáforas o mensajes divinos a modo de esos escritos asertivos que vienen dentro de ciertas pastas chinas. Sin embargo, cuando me levanto y me doy una ducha, las cañerías de mi casa se empeñan en jugar con mi paciencia y, lo que es más grave, con esta sensación de credulidad ante las coincidencias fenoménicas y los azares con moraleja. A veces del grifo sale una cantidad abundante de agua, pero otras, la mayoría, tengo que conformarme con un hilo borboteante que recorre mi espalda como la lengua de un viejo lascivo. A veces es un chorro tibio e insuficiente que me deja encorvado y gruñidor como un indio conjurando a la lluvia ante una hoguera. Otras veces tengo que retirarme a la esquina opuesta de la bañera con el cuerpo cocido como el de un centollo, algunos vecinos oyen mis juramentos mientras tienden la ropa o ventilan su salón. El caso es que entre pitos y flautas la ducha matutina normal, tonificante, sistemática, es más bien algo excepcional en mi casa y en mi vida. Tardar media hora en regular la temperatura del agua hace que sientas tu propia casa como un hotel, da a tu vida una noción de nomadismo y provisionalidad como de tribu zíngara, deshace la ilusión de la estabilidad, que es como la persistencia retiniana pero aplicada a la existencia.

Y sea como fuere, salgo de la ducha y me enciendo cigarrillos a mi manera, que es más parecida a la de un Charlie Rivel que a la de Will Smith en “Soy Leyenda” o la de Humphrey Bogart en “El sueño eterno” respectivamente.


miércoles, 29 de abril de 2009

Orden


Siguiendo con mi voluntarioso proyecto de servir a la sociedad en la medida de mis posibilidades y en función de lo que me depara el azar, he pensado que sería conveniente reflejar aquí, como guía de auxilio a futuros visitantes, el orden y naturaleza del escalafón militar, típica cosa que salvo que se haya hecho el servicio militar uno no tiene manera de conocer y que cuando se está leyendo un libro ambientado en el ejército (como me está pasando a mí ahora, que ando divirtiéndome como un enano con "Vida e insólitas aventuras del soldado Ivan Chonkin", de Vladimir Voinóvich) puede convertirse en una cuestión absolutamente imprescindible. No es la primera vez que me surgen dudas al respecto. En anteriores ocasiones he solido preguntar a mi padre, si a mano se encontraba, pero sus respuestas no eran del todo convincentes, como si los fuera recordando no en función de la estricta jerarquía sino más bien al compás de los caprichos de la memoria, con el desorden y la iridiscencia intermitente de los recuerdos que, como espectros, se le iban proyectando entre las sienes regresando en tropel desde los tiempos en que anduvo militarizado en el desierto del Sahara. ¿Cuántos grados existen dentro del ejército? ¿Quién debe obediencia a quién y de qué manera está jerarquizada la línea descendiente de las órdenes? Pues eso, que el que ya lo supiera pase de largo y el que no que lo apunte y disfrute. He de aclarar, también, que en cada ejército hay diferencias o particularidades, bien en la manera de nombrar o bien incluso en la existencia o inexistencia de ciertos estratos. Esto que copio y lego a la posteridad es el esquema del ejército español.

Hay que distinguir el Ejército de Tierra y Aire del de la Marina.

El orden está de menor a mayor.

EJERCITOS DE TIERRA Y DEL AIRE

Militares de Tropa y marinería (MPTM): Soldado / Soldado de 1ª clase / Cabo / Cabo primero / Cabo Mayor
Suboficiales: Sargento / Sargento primero / Brigada / Subteniente / Suboficial Mayor
Oficiales Particulares: Alférez / Teniente / Capitán
Oficiales Superiores: Comandante / Teniente Coronel / Coronel
Oficiales Generales: General de Brigada / General de División / Teniente General / General de Ejército / Capitán General

ARMADA

Militares de Tropa y marinería (MPTM): Marinero / Marinero de 1ª clase / Cabo / Cabo primero / Cabo Mayor
Suboficiales: Sargento / Sargento primero / Brigada / Subteniente / Subteniente Mayor
Oficiales Particulares: Alférez de Fragata / Alférez de Navío / Teniente de Navío
Oficiales Superiores: Capitán de Corbeta / Capitán de Fragata / Capitán de Navío
Almirantes: Contralmirante / Vicealmirante / Almirante / Almirante General / Capitán General de la Armada

Hala, para que no digáis que no pienso en vosotros. Que os cunda.

miércoles, 22 de abril de 2009

Vladimir Nabokov

(San Petersburgo, 23 de abril de 1899 – Montreux, 2 de julio de 1977)

Nació en el seno de una familia aristocrática y culta. Su padre, un político, abogado y periodista de ideología liberal, fue arrestado durante la Revolución de 1917 y tras su liberación, la familia se trasladó a Berlín. Se graduó en el Trinity College de Cambridge en 1923. Un año antes, su padre fue asesinado por un ruso monárquico. En 1925 se casó con Véra Evseevna Slonim, de familia judía. Durante 15 años, Nobokov vivió y trabajó en Berlín, publicando novelas en editoriales y revistas rusas de y para exiliados, bajo el pseudónimo de Vladimir Sirin. Mientras tanto, trabajó como profesor particular de francés y tenis, así como autor de problemas de ajedrez para diversas publicaciones. Cuando en 1937 el gobierno de Hitler liberó al asesino de su padre, Nabokov abandonó Alemania y se instaló en Paris. Allí comenzó a escribir novelas en inglés. Temeroso del trágico cariz que iba tomando la situación política europea y gracias al préstamo que le ofreció el compositor Rachmaninov, Nabokov pudo tres años más tarde trasladarse a los Estados Unidos, donde dio clases de literatura en varias universidades. También fue entonces cuando pudo desarrollar su segunda pasión: la entomología, y en concreto, el estudio de las mariposas. Su definitiva consagración llegó con la publicación de “Lolita”. El éxito internacional de esta novela le permitió abandonar la enseñanza y dedicarse por completo a escribir (y cazar mariposas). Comenzó por entonces a traducir al inglés (con la ayuda de su hijo Dmitri) la práctica totalidad de sus novelas rusas. Quiso con esto ser reconocido más como escritor norteamericano que como ruso. En muchos casos, la traducción se convirtió en una labor de reescritura, con lo cual se puede considerar que de la mayoría de sus novelas existen dos versiones, con 30 años de diferencia cada una. En 1959 los Nabokov se mudaron al Hotel Palace de Montreux, Suiza. Murió en Lausanne el 2 de julio de 1977.

No hay otro como Nabokov. A muchos lectores les exhaspera su escritura farragosa, efervescente, puramente imaginativa. A mí no puede gustarme más. Sería difícil recomendar unos pocos libros de los muchos absolutamente imprescindibles que ha escrito. Publico esto aquí, y lo acompaño de una lista má o menos completa de su obra, porque siempre que me engancho a un autor (alguna vez ya he explicado esta forma mía, más parecida a una obsesión o una simple rareza, de apasionarme con autores con los que me topo de manera casual, que me lleva a tratar de leer toda su obra en el menor tiempo posible, a comprar y palpar como fetiches nuevos libros antes de terminar el que estoy leyendo y a desarrollar, a veces, insuperables aversiones posteriores, como quien se empacha de algo y ya no puede volver a probarlo en su vida), siempre que me engancho a un escritor, decía, me obceco en conocer toda su obra, elaboro listas que son como un catálogo de deseos por realizar. Cuando busco en internet información sobre algunos autores, nunca encuentro una fuente del todo fiable, o lo suficientemente completa y esto me saca de quicio y me obliga a ir cotejando la información de un número desesperante de páginas web, hasta que pierdo el aplomo y decido que ya es suficiente. A veces, esta búsqueda de la lista de toda una obra me ha llevado por vericuetos insoportables de dudas y contradicciones. Recuerdo el caso de Balzac, por ejemplo, ccon quien me di por vencido al borde mismo de la locura.

Ignoro si esto que os subo ahora será o no del interés de alguien. Simplemente lo hago pensando en que exista otro loco (u otra loca) que, como yo, sienta la necesidad de ordenar un mundo confuso de datos e informaciones y quiera echar un vistazo general a la obra de uno de los escritores que más me han divertido, espeluznado y asombrado en toda mi vida.


Obra
Se citan tres novelas previas a la siempre considerada como primera, escritas entre 1916 y 1923, es decir, entre Rusia y Berlín/Cambridge. Son “Stikhi” (1916), “Grozd´” (1922) y “Gornyi Put´”.
- “Mashenka” (1926)
Escrita en ruso. Traducida al inglés por V. N y Michael Glenny como “Mary” en 1970.
- “Rey, Dama, Valet” (Korol’, Dama, Valet) (1928)
Escrita en ruso. Traducida al inglés por V. N y D. N. como “King, Queen, Knave” en 1967.
- “El ojo” (Soglyadatay) (1930)
Escrita en ruso. Traducida al inglés por V. N. y D. N. como “The Eye” en 1965.
- “La defensa Luzhin” (Zaschita Luzhina) (1930)
Escrita en ruso. Traducida al inglés por V. N. y Michael Scammell como “La defensa” (The Defense”) en 1964.
- “Regreso de Chorba” (1930) –colección de cuentos-
- “
Cámara oscura” (Kamera obskura) (1933)
Escrita en ruso. Traducida al inglés, primero como “Camera Obscura” por W. Roy y más tarde revisada por el propio V. N. y publicada como como “Risa en la oscuridad” (Laughter in the Dark).
- “Gloria” (Podvig) (1933)
Escrita en ruso. Traducida al inglés por V. N. y D. N. como “Glory” en 1971.
- “Desesperación” (o “El engaño) (Otchayanyie) (1936)
Escrita en ruso. Traducida al inglés por V. N. como “Despair” en 1966.
- “La dádiva” (Dar) (1938)
Escrita en ruso. Traducida al inglés por V. N. y Michael Scammell como “The Gift” en 1963.
- “Invitación a una decapitación” (o "Invitado a una decapitación") (Priglashenie Na Kazn') (1938)
Escrita en ruso. Traducida al inglés por V. N. y D. N. como “Invitation to a Beheading” en 1959.
- “La invención del Vals” (Izobretenie Val'sa) (1938) –teatro-
Escrita en ruso. Traducida al inglés por D. N. como “The Walz Invention” en 1966.
- “El hechicero” (Volshebnik) (1939)
Escrita en ruso (nunca publicada). Traducida al inglés por D. N. como “The Enchanter” en 1985.
- “La verdadera vida de Sebastian Knight” (The Real Life of Sebastián Knight) (1941)
Primera novela escrita en inglés.
- “Barra siniestra” (Bend Sinister) (1947)
- “
Las otras orillas” (1954) –autobiografía-
- “
La primavera en Fialta” (Vesna v Fial’te) (1956) –colección de cuentos-
- “
Lolita” (1955)
- “
Pnin” (1957)
- “
Pálido fuego” (Pale Fire) (1962)
- “
Habla, memoria” (Speak Memory: An Autobiography Revisited) (1967)
Versión extendida de las memorias ya aparecidas en 1951 bajo el título de “Prueba poco convincente” (Conclusive Evidence).
- “Ada o el ardor” (Ada or Ardor: A Family Chronicle) (1969)
- “
Objetos transparentes” (Transparent Things) (1972)
- “
Una belleza rusa y otras historias” (A Russian Beauty and other stories) (1973) –colección de cuentos-
Traducida por V.N., D. N. y Simon Karlinsky.
- “¡Mira los arlequines!” (Look at the Harlequins!) (1973)
- “
Opiniones contundentes” (Strong opinions) (1973) –ensayo-
- “
El original de Laura" (The Original of Laura) (1975-1977)
Novela inacabada que Nabokov pidió que fuera destruída pero que finalmente será publicada en 2009.

Sobre Nabokov
"Mi tragedia privada que no puede ni debe interesar a nadie, es que tuve que abandonar mi idioma natural, mi libre, extensa, infinitamente dócil lengua rusa por un inglés mediocre, desprovisto de todos esos aparatos -el espejo falaz, el telón de terciopelo negro, las asociaciones y tradiciones implícitas- que el ilusionista nativo, mientras agita los faldones de su frac, puede emplear mágicamente para trascender a su manera la herencia que ha recibido. Mi paso de la prosa rusa a la inglesa fue sumamente doloroso… como volver a utilizar las manos después de perder siete u ocho dedos en una explosión." /
Vladimir Nabokov

"Nabokov había renunciado a una clase de ruso sumamente especial y compleja, exclusivamente suya, que a lo largo de los años había perfeccionado hasta ser algo único y peculiar de él, un auténtico artefacto de belleza, para adoptar una suerte de inglés que entonces procedió a esgrimir y a doblegar a su antojo y voluntad hasta que también esa lengua paso a ser, bajo su pluma, algo que jamás había sido antes por su cadencia, su melodía, su flexibilidad." /
Vèra Nabokov

viernes, 17 de abril de 2009

Autores


Hoy he entrado en la sede de Madrid de la SGAE por primera vez en mi vida. Después de dar mi DNI a la guardiola del hall se me han abierto las puertas de la cultura y la autoría. Cuando uno no tiene más que lo que ha hecho puede entrar en la SGAE, que es como entrar en el cielo amueblado de las ideas, donde todo huele a limpio, a recién afeitado. Corre como un aire de efectividad en el ambiente. Los pasillos están formados por paredes lisas y puertas con mirilla. He imaginado unos ojos que me miraban caminar con mi bloc de notas en la mano. Llego a una sala amplia que me recuerda al banco que desvalijan al principio de "Grupo salvaje", pero no se escuchaban los cánticos anti-alcohol en la calle y he decidido seguir en la realidad. Un hombre pequeño y sonriente ha salido de una puerta como de decorado provisional y me ha preguntado que en qué podía ayudarme. Le he pedido información sobre la inscripción en el mundo de los autores. "¿O debo decir ingreso?". "Inscripción es correto, lo aceptamos igualmente". ¿Veía a aquel caballero del fondo que estaba hablando por teléfono? Si, lo veía. Pues cuando acabara de hablar por teléfono podía ir hasta él y preguntarle todo lo que quisiera. Ha sido tan amable y yo llevo una semana tan difícil que me han entrado ganas de abrazarle e invitarle a que cuando vaya a San Sebastián se pase por el bar de mi padre. Pero no, me he recobrado y he seguido comportándome como un autor.

Esperando a que el hombre de las respuestas terminara su conversación telefónica (se le oía dar indicaciones cortas y fáciles mientras estrangulaba el cable del teléfono o entreabría los estores de la ventana), he dado unos cuantos pasos en círculo posando mi mirada por aquí y por allá. La sala estaba compartimentada en cinco despachos separados entre sí por paneles de poco más de un metro. Del cubil más alejado a mi derecha se ha levantado un hombre, un autor que daba la mano al empleado de forma especialmente agradecida. Era Forges. Se ha marchado con los ojos aniñados de uno de los Dalton, cerrando la cremallera de uno de esos estuches de cuero negro rectangular y alargado que cabe perfectamente en la mano fornida de un recogedor de patatas. No sabía que se podían tener tantos callos por dibujar. La satisfacción con la que se ha marchado ese buen hombre ("Mariano, las siete", "que pasen") me ha hecho suspirar. De pronto he visto acercarse por el lado opuesto a un director de cine. Curiosa coincidencia. El otro día me pregunté qué sería de él, dónde estaría metido, que no se sabe nada de sus pasos, qué es lo que hace un mediocre como él cuando no se tiene proyecto. El tipo caminaba como si viniera de mear y ha entrado en una oficina lateral como Pedro por su casa, lo cual me ha hecho pensar que no estaba allí de paso sino que volvía a su puesto de trabajo. No ha vuelto a salir de donde ha entrado. Osea que eso es lo que hace un director mediocre cuando no tiene proyectos.

Finalmente mi hombre ha colgado el teléfono. Desde su asiento me ha invitado a que me acercara. "Hola, venía a informarme de cómo puedo registrarme como autor, porque he estado mirando en internet y no he entendido absolutamente nada de lo que decís en lo de preguntas frecuentes". "No pasa nada, es muy fácil" me ha contestado con una sonrisa espectacular. El tipo era sevillano o carne de logopeda desde los 16. "¿Eres autor?" me ha preguntado. "Of course", la pregunta ofendía. ¿Acaso no se me ven las trazas de autor? Llevo barba de seis días, que es como la de tres pero en mi metabolismo, zapatillas y pantalones ajustados negros, de los que marcan cheques nominativos, las uñas mordidas por noches de insomnio y una pinta de guarro que sin embargo desaparece en las distancias cortas, cuando los olfatos educados descubren a Armani volatilizado en mi cuello. "Soy autor reciente" he contestado. "¿Tienes un grupo?". El tipo me ha visto pinta de guitarrista. "No, no, no, soy director y guionista". "Ah, estupendo" ha contestado, como si eso facilitara en algo las cosas. Será en lo tocante a la SGAE, no te jode.

- Osea que tienes un cortometraje.
- En efecto. Y como lo van a emitir por la televisión, vengo a darme de alta.
- Por supuesto. Pues ya verás qué facil va a ser todo.

(El tipo parecía un dentista de esos que intentan tranquilizarte antes de una extracción traumática. No lo digo por ti, Norberto de mis amores, que dónde andarás, mal rayo te parta, cualquier día te veo denunciado en el programa matinal de la Susana Griso, mataencías).

- ¿Me pueden facilitar aquí todos los impresos necesarios? Es que no quería estar haciendo viajes de ida y vuelta porque se me hubiera olvidado algo y por eso he preferido venir.
- No te preocupes. Vamos a ese despacho de ahí y te lo doy todo.

Hemos ido.

- Osea que un documental para la televisión.
- ¿Cómo?

Ya era tarde.

- Cristina, aquí ha venido este chico, que es autor de un documental sobre la televisión, ¿puede apuntarse, verdad?
- ¿Lo han estrenado?- le ha preguntado la tal Cristina pero mirándome a mí.
- No, todavía no. Lo van a echar en breve - contesta el sevillano.
- ¿En qué programa? - me pregunta la mujer.
- En Versión Española.

Una chica que estaba sentada en el despacho de Cristina se ha girado al oirme decir esto y me ha mirado. No era Cayetana.

- ¿Pero todavía no lo han emitido?
- No -contesto.
- Ah, pues entonces nada. Primero tiene que estrenarse. Hasta que no se estrene, nada.

Súbitamente me ha pasado por la cabeza la imagen de Forges cerrando la cremallera de su estuche-cartapacio-monedero de rentista o farmacéutico de tinta china.

- No, no, vamos a ver. Vengo a registrar un cortometraje que sí se ha estrenado y que se va a emitir en televisión.
- ¡Ah, bueno! ¡Un cortometraje!
- Sí. De hecho lo habéis proyectado aquí, en la SGAE, hará unos meses.
- Pues entonces no hay problema. Que rellene los impresos habituales.

Dado el visto el bueno, el andaluz que subió una colina y bajó el Himalaya me ha llevado hasta una mesa y me ha ido entregando los informes imprescindibles.

- Puedes rellenarlos ahora mismo, es muy fácil, como verás, lo puede hacer un niño de dos años.

Vaya por Dios.

- Pones aquí tu nombre y tus apellidos. ¿Qué me has dicho que eras? Director y guionista, ¿no? Pues pones D de director y G de guionista o A de argumentista. Firmas aquí y aquí. Pero no aquí, ni aquí.

Que me traigan un niño de dos años.

- Seguimos. Es un documental, ¿no?, me has dicho. Ah, no, un cortometraje. Bueno pues, ¿ves aquí que pone cortometraje? Me lo redondeas así y punto. Ahora la forma de pago. Como quieras. ¿Que quieres un cheque?, pues una equis aquí, donde pone cheque, ¿que quieres que se te ingrese en tu cuenta corriente?, pues me pones la cuenta corriente en estas casillitas vacías y santas pascuas. Lo que no sepas rellenar no importa porque da lo mismo. Esto y esto, ni te fijes, son bobadas. A ver, ¿qué mas hay por aquí? Ah, bueno, esto es lo más importante. El contrato. Es una tontería, lo único que tienes que hacer es firmar. Firmas aquí, y también aquí, pero sobre todo aquí, al lado de la firma de nuestro Presidente. Y ya está.
- Bien, pues muchísimas gracias. Prefiero rellenarlo en casa, con un rooibos calentito y con tranquilidad, si no le importa.
- Como quieras, hombre. En cuanto nos lo mandes, ya sabes, a cobrar se ha dicho. Y bienvenido, ¿eh?
- Pues muchas gracias.

He salido a la calle después de despedirme de todos y cada uno de los representantes de ésta mi nueva familia que el azar me ha deparado conocer hoy. La guardiola me ha dicho adiós con un tono de voz mucho menos tirante. El sol no brillaba pero yo era ya casi un autor. La suerte ha querido que tampoco hubiera charcos en la carretera. El director de la película de mi vida hubiera hecho que un camión pasara justo entonces por delante y me salpicara de realidad la cara de idiota paniaguado que se me ha quedado con tan sólo estar cuarenta minutos bajo el techo del señor Presidente Bautista.

Larga vida, al Presidente.

Heil, cheque.


P.D.: Sobre la foto, he de decir que me he limitado a poner "autores" en google y me han salido los supuestos autores del atentado contra el juzgado de Getxo. No me ha parecido conveniente...

miércoles, 15 de abril de 2009

Anari


Anari es una mujer dura y que sin embargo juega con su fragilidad. Sergi alguna vez la ha comparado con una "loba herida". Yo trato de imaginarme qué clase de Rómulos y Remos puede haber amamantado. Anari es más rockera, más de cuero y rasga que Saioa. Sus ojos desprenden una avidez erótica, una ternura afelpada, un ansia de conocimiento a través de la caricia, no del desgarro. Sus letras, absolutamente impresionantes, demuestran que Anari vuela con aire de poeta, pero su vuelo no es airoso, espectacular, sino a ras de suelo, cuando no subterráneo. Muchas de sus canciones duelen. Y cuando, en directo, fusiona el tema "Gu" (que cierra magistralmente su disco "Zebra", mezclando trozos de las letras de todas las canciones en una especie de suite de despedida) con el "Aintzinako Bihotz" de Mikel Laboa, los pelos se nos ponen como escarpias.

Anari, además, tiene un pelazo que ella mueve y remueve como los hilos de un mundo en blanco y negro, dolor y vida, hambre y cebolla. Anari ríe y ensancha el aire, sabe y no se deja engatusar, viene de vuelta de tantas cosas.

Transcribo una de las canciones que más me gustan de Anari. Se llama "Aingura Hegodunak", es decir, "Anclas aladas". Podéis escucharla aquí:
http://www.myspace.com/anarizebra

Erori banaiz ere,
gorantz erori naiz
nola urazalaratzen
arrainak hiltzean.
Oroimena da orain
urperatzen nauen beruna.
Ametsa, berriz,
gorantz naraman zama astuna,
aingura hegoduna.

Erortzeko beldurrez garelako
eusten diogu elkarri.
Oinez ikasi orduko,
hegan egiten ahantzi.
Ta zu zara orain
urperatzen nauen beruna.
Beste dena, berriz,
gorantz naraman zama astuna,
aingura hegoduna.

Baina erortzen bagara ere,
amets berriei helduz
gorantz erortzen gara.
Arrain hilak bagina,
hondoratu ordez
urazalaratzen gara.
Gorantz jaitsiko gaituen
aingura hegodun horri eusten
eusten gara.

Aunque me haya caído,
me he caído hacia arriba.
Como los peces que afloran a la superficie al morir.
Los recuerdos se han vuelto plomo,
plomo que me ancla al fondo de mí misma.
Los sueños, pesada carga que me eleva,
Un ancla alada.

Nos abrazamos porque tenemos
miedo a caernos.
Al aprender a caminar,
nos olvidamos de volar.
Te has convertido en plomo que me hunde
mientras todo lo demás
es el peso que me eleva.
Como un ancla alada.

Aunque caigamos,
cogidos a los nuevos sueños,
caemos hacia arriba.
Como si fuéramos peces muertos
que en vez de sumergirse
afloran a la superficie.
Agarrados a ese ancla alada
que nos hundirá hacia arriba.




lunes, 13 de abril de 2009

Prólogos en Marina D'Or


La vida de los otros es tiempo útil que cuesta dinero, actividad positiva, quebraderos de cabeza, ocio poco y por fisuras. Por eso he tenido la desfachatez de secuestrar a un guionista, encerrarle entre cuatro paredes, apuntar a su sien con la pistola de mis urgencias y obligarle a pasar el tiempo deshilando la madeja de mis ideas confusas y contradictorias. Un apartamento de alquiler que nos ha salido gratis, un entorno prefabricado y vacacional, un tiempo de asco que no nos llamaba la atención y un régimen implacable de películas, comida rápida (pero manufacturada) y conversaciones han dado, sorprendentemente, su fruto. Un fruto no por deseado menos inesperado. Y es que se trataba de un experimento que no tenía por qué funcionar o que, mejor dicho, podía muy bien haber fracasado. Y sin embargo, hemos vuelto con la certeza de haber alcanzado un camino. De hecho, nos parece haber dado con una avenida cuando lo que buscábamos era una calle estrecha. Ahora viene la fase inevitable en la que las ideas robustas se van poco a poco debilitando al contacto con la realidad, despejada ya la borrachera, el tiempo de las dudas y la flojera. Pero todo se andará. Escribir ha sido, estos días, más una labor metafísica que palpable, como jugar a la cometa sin cables. El documento word con el que hemos vuelto es casi insignificante por tamaño, tiene muy pocos kbs, pero el peso electrónico no da la medida de la gravidez ni de la importancia. Por unos días nos hemos sentido dedos ágiles sobre un teclado, malabaristas de una vida suspensa, cocineros del azar con mantequilla, contentos de vivir en un estado de excepción, sabuesos de un proyecto al que se le huelen las intenciones, sorprendidos de nosotros mismos. Él es un lunático con pies de plomo y yo un pedestre con alas de mariposa, convencimiento al que llegamos atravesando no sé qué región devastada por la luz blanca de una noche como de acuario. Regresar a la vida de los otros, al fárrago de los mercados y los estancos sin Manitou, ha sido como el frenazo en seco del carrusel, la sala de los espejos deformates a los que uno entra deformado y se mira tal como es, el jarro sin agua de las abluciones matinales. Pero también, por fín, he podido fumar con boquilla tras casi una semana de cigarrillos de posguerra. Continuará. No queda más remedio.